Las laderas que acompañan al rio Sil en la Ribeira Sacra concentran las virtudes de la luz del sol hasta ajustarla a su medida óptima en la obtención de magníficos caldos de uva.
Este enclave, ya aprovechado para el mismo fin por los romanos, se ha convertido en símbolo de la viticultura heroica, debido a su orografía en bancales de gran pendiente a donde solo puede acceder el brazo del hombre para la recolecta del valioso fruto.

Pero el hombre no está solo, la hermita de San Mauro, desde el alto de “Pena do Castelo” acompaña a los heroicos viticultores en su infatigable trabajo que enorgullece sus vinos.

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Ermita de San Mauro, Ribeira Sacra, Doade.

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